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“¡Moza sucia! ¡Me robaste mi collar!” “A menos que supiera dónde estaba tu collar, no habría podido tomarlo”. Como hija ilegítima, el mayor pecado de Laritte fue nacer. En el año en que se convirtió en adulta, la enviaron a casarse con el duque fantasma del que se rumoreaba que estaba muerto. Su miserable vida parecía empeorar cada vez más, sin embargo… Su vida cambió cuando el duque volvió con vida. “Señora, ¿cómo le gusta?” Amables sirvientes: “Tienen suficientes lujos para comprar algunas residencias en la capital”. “… ya nadie podrá menospreciarte”. Y el duque devoto y asesino del imperio. Ya era demasiado tarde para que quienes atormentaban a Laritte se arrepintieran.
